El estilo de tu hogar te identifica
La decoración de un hogar, el estilo que decidimos otorgarle y la elección en cada uno de los detalles definen unos rasgos propios que distinguen nuestro hogar del resto y que se engloban a su vez dentro de las tendencias más comunes en el mundo del diseño y la decoración.
A veces no se trata sólo de sentirnos identificados con un estilo propio, sino de saber realizar la mezcla de tendencias con la que nos vamos a sentir a gusto cada vez que estemos en nuestro hogar. El paso previo a elegir cómo decorar es muy importante, pues la vivienda es el espacio en el que más tiempo vamos a pasar durante nuestra vida y la comodidad y el bienestar deben reinar elijamos lo que elijamos.
Nos proponemos ayudaros para que todo este proceso os resulte más fácil, y en primer lugar hablaremos de los diferentes estilos que podemos encontrar en el mundo de la decoración y el hogar. Todos ellos tienen una causalidad, la cual viene dada por tendencias, modas o contextos de las diferentes épocas transcurridas a lo largo del tiempo, sin embargo, en la actualidad, pese a que siempre estamos marcados por dichas tendencias, existe la posibilidad de que se decore acorde con los gustos de cada uno sin desentonar, lo retro siempre vuelve, lo clásico es una elección que nunca falla, lo moderno es muy llamativo y la mezcla de algunos de ellos es lo que puede convertir tu hogar en único.
Pero, ¿qué características definen a cada uno de los estilos y cómo se pueden identificar?
– Estilo Moderno: El desafío de este estilo es generar espacios que sean eficientes y funcionales pero también cálidos y acogedores. Las características de sus espacios están en completa sintonía con la vida moderna y con la impronta espacial depurada que permite vivir, recorrer y trabajar cualquier tipo de espacio hoy en día.
Los espacios se integran con el exterior creando un paisaje estructurado de contrastes interior-exterior. Son de sentido común sin rebusques ornamentales, trabajan con muebles de calidad realizados en maderas nobles, cuero o pieles como tapicerías.
Este tipo de estilos se caracteriza por trabajar un lenguaje de formas simples en sintonía con una geometría depurada, privilegiando lo abstracto y eficiente del diseño. Los materiales utilizados son aparentemente fríos. Se busca una incorporación de los últimos adelantos tecnológicos. Respeto a la iluminación se busca la luz natural como elemento de diseño fundamental.
– Estilo Clásico: Es el estilo que ensalza la historia del mueble antiguo. Se trata de una decoración tradicional, elegante con piezas grandes de caoba, roble o cerezo se acompañan de multitud de elementos decorativos de antaño, cuadros de marcos labrados, portarretratos, cubertería de plata, candelabros, porcelanas, arañas de cristal, apliques y lámparas de pie son algunos de los elementos que no pueden faltar si es el estilo que te caracteriza. Para que este estilo no resulte recargado, hay que elegir bien los colores, materiales, volúmenes y su distribución. Ven y te daremos unas cuantas ideas para conseguirlo.
– Estilo Colonial: es una de esas tendencias que no pasan de moda, quizás por su carácter romántico o por su recuerdo a películas o paisajes paradisíacos. En la actualidad incluso puede ser ideal para decorar una acogedora casita en el campo.
Como transportándonos a otros tiempos y lugares, los muebles coloniales consiguen crear ambientes acogedores y cálidos, pero con un cierto toque enigmático que atrae. El mueble colonial es el resultado del explosivo cóctel de dos culturas milenarias, Oriente y Occidente. La convivencia de lo autóctono con lo urbano. De este modo, el sello artesanal distingue las piezas coloniales. Hoy en día, muchas firmas comercializan estos productos, manteniendo su espíritu intacto, pero sometiéndoles a procesos de control de calidad.
Materiales de calidad: maderas nobles y tejidos naturales en perfecta armonía se unen para crear muebles coloniales y exclusivos. Las telas preferidas del estilo colonial son el lino, el algodón o cualquier tejido de origen natural, como la rafia o la arpillera. Nuestros sofás y cortinas se beneficiarán de la ligereza de estos materiales, llenándose de melancolía y pasado. También tiene un hueco en este estilo, de la mano de pequeños detalles en acero y forja como remates en mesas o sillas, adornando sutilmente. El color por excelencia es el blanco y toda su familia cromática, como la del beige y los marrones. No obstante, nuestro hogar puede contar también tonos más fríos, pero siempre dentro de las tonalidades suaves: violeta, turquesa, lila o malva.
Por ello, si eres partidario de volver la vista atrás y llenar tu hogar de notas artesanas, componer una melodía colonial será sencillo y el resultado final te complacerá totalmente.
– Estilo Neoclásico: quienes se decantan por espacios con este estilo, buscan inspirarse en las antigüas civilizaciones griega y romana, donde priman la simetría, la claridad y la forma.
Un pie de lámpara con forma de columna jónica, por ejemplo, o una pata de mesa con la forma de un majestuoso y escultórico león. Sus rasgos comunes de pureza y simplicidad, como por sus líneas nítidas, con un mínimo de ornamentos decorativos.
Las combinaciones imaginativas de objetos ayudan a crear una atmósfera que se ajusta tanto a los elementos del pasado como a las necesidades de la vida moderna. No sorprende que los interiores de estilo neoclásico puro seduzcan y desafíen las tradicionales ideas de decoración, destaca por lo moderado, elegante y armonioso de sus resultados.
– Estilo Rústico: El objetivo del estilo rústico, es lograr un ambiente relajado, campechano y tradicional, que gire en torno a la naturaleza. Dentro de este estilo se pueden distinguir varias tendencias (mediterránea, colonial, country…) pero todas comparten la base del ambiente rústico: la tranquilidad y la armonía con la naturaleza.
Los materiales principales son la madera, la piedra, el barro y las fibras naturales. Los muebles suelen ser de madera. El pino, sobre todo, es muy utilizado pues proporciona solidez y fuerza. Las mesas auxiliares de cajones y las alacenas de madera con puertas de cristal son elementos muy comunes en un salón rústico, pero la chimenea es, sin duda, la gran protagonista. Para conseguir un aire rústico de verdad, hay que recurrir a los muebles artesanales, muebles únicos que desprendan humanidad y calidez. De esta forma conseguiremos que cada rincón transmita vida, historias y personalidad.
Las fibras naturales como el hilo, el algodón, la lana o el lino, se utilizan en alfombras y cortinas de estampado liso. Los sofás y otros muebles pueden incluir estampados naturales como los florales. El barro y la piedra también son elementos típicos de este estilo, al igual que el bambú, el mimbre y el alambre. Procura utilizar objetos decorativos basados en estos materiales para conseguir ese efecto rural que buscamos. No pueden faltar las plantas, que servirán para adornar mesas, ventanas, muebles y rincones. Por otro lado, el hierro forjado será la mejor opción para cabeceros, lámparas y espejos. Una opción para las paredes es la piedra o la madera. Las vigas de madera son un recurso muy utilizado y muy característico de este estilo. Los colores más adecuados son aquellos que se inspiran en la naturaleza; los azules del cielo y del mar, los marrones de la tierra, los verdes de los árboles… Predominan los colores cálidos que, si son fuertes, se complementan perfectamente con las maderas más claras.
En este tipo de decoración la abundancia de adornos y complementos pueden recargar el espacio, por lo que debes procurar buscar un equilibrio para no romper el efecto de relajación y tranquilidad que se desea transmitir. Busca la simpleza y el orden.
– Estilo Oriental: si debiste haber nacido en la cultura asiática, seguro que es el estilo que estabas buscando, alejado de todos los anteriores, el estilo oriental es atrevido pero si te gusta seguro que te sientes en tu hogar como en ninguna otra parte del mundo.
La espiritualidad, armonía y misticismo de cada detalle de la cultura oriental cobra vigencia en la decoración, por la simplicidad de sus formas y lo llamativo de sus colores, lo que transforma cada pieza de este estilo en una obra de arte. Una decoración de este estilo, se basa mucho en el orden, en una buena distribución con espacios amplios y bien iluminados con implementación de elementos naturales para generar una sensación de relajación. “Alcanzar la armonía o el equilibrio es un aspecto fundamental en su filosofía”.
La naturaleza es la base del estilo oriental. Por ello, se emplea el contraste de texturas como la piedra, la madera, el papel, objetos místicos, como las fuentes, velas e inciensos y la presencia de la naturaleza, sea agua, plantas o flores. Los objetos decorativos son pocos pero bien elegidos. Por ejemplo, puede colocar un jarrón de cristal con piedras de río o una maceta con cañas de bambú. También se puede implementar vinilos con motivos orientales, pero sin abusar de estos, ya que son espacios simples sin demasiada ornamentación. En este tipo de decoración las piezas que elija deben respetar las formas puras al límite. “Debemos huir de curvas y barroquismo que no encajen de forma natural y optaremos siempre por las rectas que invitan al orden por fuera y por dentro”.
Los muebles de líneas simples armonizan con la pureza en los colores y materiales, “Uno de los aspectos que más se cuidan en este estilo es la iluminación, con ella se logra crear un ambiente suave y sensual”.
Sobre las tonalidades para aplicar en los espacios, cada color, con sus gamas y tonalidades, representa a los cinco elementos de la naturaleza, esenciales para alcanzar un correcto equilibrio.
– Estilo Étnico: es uno de los estilos más demandados recientemente y se consigue de forma muy sencilla, ya que basta con mezclar objetos y elementos típicos de diversas culturas, tanto en las texturas y géneros, como en el mobiliario, los objetos decorativos, y también en la paleta cromática seleccionada. Para ello, debemos reunir una buena colección de jarrones, máscaras, textiles como telares, parcas, pieles, talados y todo tipo de elementos, para disponerlos de manera prolija y apropiada.
Este estilo suele priorizar la decoración de tipo oriental o la africana. Sin embargo, podemos entremezclar los estilos a partir de nuestra disposición de objetos, destinando quizás un rincón para cada origen o procedencia; orígenes como son las regiones africanas, la India, Tailandia, la cultura Gitana, la Isla de Pascua o Marruecos.. En lo que respecta a la paleta cromática, los colores telúricos (tonos tierra) son los favoritos. Beige, amarillos, marrones y rojos son las estrellas, que se entremezclan con anaranjados y colores cremosos y claros, con el fin de resaltar las texturas. Sobre este último punto, la madera, la piedra natural, el mimbre, el barro y géneros que van desde el telar de lana hasta la seda pueden coexistir perfectamente en este estilo. La iluminación debe ser cálida y tenue, con luces direccionales hacia los objetos y con velas y fanales complementando cada habitación.
– Estilo Mininal: El Minimalismo se caracteriza por la rigurosidad funcional, la eliminación de toda distracción de objetos y un “ascetismo” pronunciado. “Menos es Mas”. Esto significó para el diseño, indicar que se puede realizar mucho con poco, se debe extraer lo máximo de un material o concepto arquitectónico. En relación con el espacio es el estilo con más auge en el diseño actual porque en su lógica espacial confiere al producto total protagonismo, al tratarlo como algo singular. El espacio se reduce a su expresión más esencial y así logra enaltecer el producto como en un museo, al mostrarlo como una exclusiva obra de arte dentro de un contenedor neutro y aséptico.
El mobiliario, escaso y estratégicamente dispuesto, entra en valor por contraste con una arquitectura escueta contenida y vacía. El Minimalismo trabaja una paleta reducida de elementos: madera, piedras naturales, vidrio, acero, iluminación rasante, iluminación general difusa, colores monocromáticos, siempre con el fondo desnudo de paredes estucadas en blanco. Cada objeto justifica su presencia.
La reducción que plantea el minimalismo implica llegar a la esencia de cada lugar y de cada espacio. La esencia del clima, belleza, el carácter del ambiente. Es muy positivo que un espacio quede resuelto de modo que pueda albergar cualquier tipo de muebles mientras responda a la razón y función del mismo. La calidad de la luz es otro factor importante que juega en el minimalismo, creando calidez y relax en espacios blancos y limpios, resaltando los pocos objetos importantes.
Inevitablemente acumulamos un montón de objetos que no necesitamos y que ni siquiera nos causan admiración, de ahí la insistencia del minimalismo en preguntarnos la razón de cada elemento, orden y mantenimiento del espacio. Vivir en un espacio minimalista requiere mucho rigor. Por esto también hay que tener cuidado en su aplicación en nuestro hogar.
– Estilo Vintage: Es una de las últimas tendencias en la decoración de interiores. El diseño de interiores vintage consiste en combinar elementos de decoraciones clásicas de la época de los 40, 50 y 60 con otros elementos más modernos. Hace referencia directa al pasado a través de objetos que fueron diseñados y fabricados en la época a la que pertenece su estilo. Normalmente, el término va asociado a creaciones de grandes diseñadores que se conservan en muy buen estado y que tiene un gran valor económico, aunque también se puede emplear para cualquier cosa antigua que decidamos sacar a la palestra, siempre que tenga algo que aportar estéticamente, y no sea simplemente viejo.
Dentro del diseño de interiores vintage cabe destacar como ejemplo, la presencia de sofás chester en los salones y las mesas bajas de cristal con bordes redondeados sobre alfombras con motivos y estampados clásicos, jugando con la iluminación de las estancias colocando lámparas de araña modernistas.
– Estilo Retro: un homenaje a los años 60, 70 y 80. Trata de objetos que evocan al pasado, pero que no deben necesariamente pertenecer a él, ni siquiera haber sido diseñados en otros tiempos, simplemente emplean la estética de otra época tratando de apelar a nuestra nostalgia. Hay que buscar los colores característicos de la época. En general se los puede describir como colores fuertes: combinaciones de tonalidades naranja, variedades de amarillos y rojos. También es característico de esta época son los diseños geométricos, tanto en tapizados como en alfombras. Estas líneas dan a los ambientes una luminosidad y movimiento especial, y están siendo cada vez más incorporados a las casas.
El secreto de este estilo es “la mezcla adecuada”.Cada día es más difícil encontrar espacios definidos por un solo estilo, sino un eclecticismo cada vez más fuerte que en estos últimos tiempos combina sin reparos, cosas modernas, clásicas y retro. Lo importante en la decoración del estilo retro es la combinación de colores, texturas y materiales, la mezcla de diseños y volúmenes, desde los más simples a los más futuristas. Dado que la época en la que se basa este estilo abarca un espacio de tiempo muy amplio, hay una gran variedad de formas, texturas y colores que nos pueden ayudar a crear un ambiente retro.
Destacan los materiales metálicos, como el aluminio, y los plásticos, como el acrílico y el polipropileno, propios de los años 50. El vinilo y el cuero también son distintivos de la decoración retro, pero lo más característico es la combinación de los materiales en un mismo elemento, como las sillas de cuero con patas de aluminio, características de la época. El vidrio y el cristal, juegan un papel importante sobre todo en los complementos, sobre todo el cristal de murano. El terciopelo y el peluche son las texturas más populares.
No olvides en el estilo retro es importante seguir un patrón para conseguir que todos los elementos encajen dentro del ambiente. A la hora de decorar puedes regirte por la gama de colores, por la forma, por el diseño, o por la tendencia de una década en particular. Procura no saturar demasiado las habitaciones, selecciona los objetos retro que más te gustan y no recargues el espacio.
– Estilo Industrial: Es un estilo que proviene de los Estados Unidos cuando las fábricas y almacenes, situados en el perímetro de las ciudades, se convirtieron en viviendas, en la década de los 50. Un estilo que deja al descubierto los elementos de la estructura, ladrillos, tuberías, vigas … y en el que el hierro y el acero son los materiales protagonistas. Viviendas de grandes dimensiones y espacios diáfanos tipo loft son otras de las características de este estilo. Conseguir un estilo industrial al 100% es difícil, ya que nuestras estructuras difícilmente lo permiten, pero sí que podemos integrar pequeños detalles que nos lo recuerden o bien poner una gran pieza que destaque, combinándola con otras más ligeras.
Los muebles lucen líneas rectas, recordando contenedores ferroviarios y baúles que son, más bien, cajoneras con impresiones de números y letras clasificadores. Decapados y desgastados, pueden ir pintados en colores fuertes, aunque desvaídos: aunque el verdadero protagonista es el negro, vemos azules, rojos, verdes o marrones. Cuando son de madera, los encontramos en crudo o barnizados transparentes. Barnices en la gama media a oscura, como en roble, castaño o cerezo. En metal, encontramos muebles de todo tipo: mesas, sillas, estanterías o banquetas en hierro con acabados al óxido (voluntario o no) y acero galvanizado que puede ir pintado. Pequeños detalles como una silla de hierro o una lámpara de metal son fáciles de integrar y son muy característicos del estilo industrial. También podemos poner relojes de grandes dimensiones y lámparas de metal.
Estas son unas ideas básicas sobre algunos de los los estilos más destacados, para ayudarte a conseguir lo que buscas.. Constantemente renovamos y redecoramos nuestras exposiciones, donde encontrarás inspiraciones para todos los estilos, y seguro que conseguirás visualizar el hogar de tus sueños.